miércoles, 11 de febrero de 2015

Ya pagué y "en media hora nos vemos". Salí a sentarme arriba de un cerro a mirar el bambolearse de unas pináceas demasiado flacas y altas. No hay tantísimo viento acá arriba pero parece que en el valle de las pináceas sí, no paran de sacudirse, de dar vueltas, de bailar, de dibujar en el aire su verde claro. No sé si soy yo o si es la vida.

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