Cuando uno se imagina un diálogo del futuro, primero piensa sus líneas fundamentales, esas cosas que es necesario que se digan: cómo viajaste, busquemos un lugar donde dormir y dejar las mochilas, comamos, algún juicio sobre las chicas del lugar, sondeo de las drogas que porta el interlocutor. Esas líneas van a determinar la estructura del diálogo, y a partir de ahí podemos imaginar las líneas más accesorias: chistes, ingeniosidades, demostraciones de cariño, juicios sobre las chicas del lugar, algún comentario sobre el libro que se está leyendo.
También puedo intercambiar unas por otras: considerar fundamentales a las líneas accesorias, haciéndolas determinar la estructura de la conversación. O, como sucede después en la vida real, no hacer distinciones de valor a priori, que la cosa fluya.
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