Nos quedamos hasta las 5 con la banda de folklore y unas personas más. A Nacho le gustaba una tucumana, a mí las canciones. Probé una droga nueva, bah, no sé si es una droga, fue re lindo.
Viajar con otra persona es diferente. Hay que coordinar todo, hacer cuentas, tomar decisiones. Escribo menos, porque hablo. Ahora vamos a un lugar que se llama Hornocal. Ahora vamos a comer un sánguche de milanesa. Ya lo comimos, estuvo buenísimo, ahora estamos en una camioneta yendo al Hornocal, sale $100 y es una montaña de muchos colores a 4200 metros. Estamos hablando con el conductor de que con la altura no se te pasa la resaca. Me gustaría ir a la casa de Vilca, que ahora es un museo. "Soy feliz con lo poco y con lo mucho", dice el conductor.
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