Mientras me despertaba Nacho dijo tengo tu diagnóstico, no estás apunado, estás insolado. Era obvio, pasa que nunca me insolé, creía que es algo que no existe o que solamente les pasa a los demás.
Estamos en La Quiaca, acompaño a Nacho hasta Bolivia y vuelvo.
Me compré un gorro. Como soy cabezón, es enorme. Me siento Tom Sawyer. Le escapo al sol como si fuera La Mancha Voraz.
Que tonto: ayer, como me daban chuchos de frío, me tiraba al sol.
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