Este viaje es peligrosísimo, el micro se tambalea de derecha a izquierda, se inclina bocha de grados al borde de la cornisa, da la sensación de que se va a caer todo el tiempo. Y es de (¡Quesooo!) noche y llueve. Yo confío, pero me cuesta entender que no se caigan micros todas las semanas, ojalá les paguen mucha plata a estos magníficos choferes.
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