lunes, 9 de febrero de 2015

Nochecita en el Quetsal. Dormimos un par de horas y salimos. Paracetamol y coca, el combo de todos los días. Me pedí una milanesa a la napolitana, tenía un huevo a la plancha arriba. Tocan dos guitarristas, bastante lindo. Atiende una morochita que es un bombón. Conocimos unos franceses re copados y acá trabaja J, una amiga de Cata divina. Acá hay una concentración de chicas lindas superior a la de casi cualquier parte. Yo, más apunado que la mierda. Hoy pregunté si cuando me vaya de la altura, cuando vuelva a Buenos Aires, me voy a sentir Súperman. Me dijeron que sí. Uno de los franceses, cuando era jovencito, fue a Bolivia. Volvió a Francia y les ganó a todos en una carrera de atletismo, él que era el menos deportivo de todos.

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